Poemas a mis hijos

KAREN 


Llegaste a mi vida cuando no te esperaba
Y cuando en  lejanía solo eras ilusión;
Mas violando leyes de las probabilidades
Te cruzaste en mi senda llenándome de amor.

Te imaginaba lejos, tal vez hasta imposible
Pero tenía fe, mucha confianza en Dios
Ya que creía a ciegas en la Divina Fuerza
Que desde el firmamento nos infunde el señor.

Por eso un día de octubre viniste del Arcano
Con el sutil misterio que te dio el Hacedor,
A iluminar mi vida, a brindarme tu encanto,
A colmarme de gozo y a darme tu calor.



Infecundidad  (Para ti, Karen)

¿Me mintieron los médicos?
¿Fue un error de lectura?
¿De recuento mal hecho?
La verdad es que a Dios Gracias
Todo salió perfecto.

Me nació una gran niña
Una bella muchacha
De carita de nácar
Y cabellos de miel.

Una niña risueña
Que sonríe a la noche
Y que al día le canta
Con son de ruiseñor.

Me mintieron los médicos!
Que me sigan mintiendo!
Que me sigan leyendo
Mis progenies así,

Porque así el mundo entero
Seguirá recibiendo
Mil caritas de ángel
Con encanto gentil.


A Danna 



Soñaste con ese hombre allá en el firmamento
pues  él había partido a cabalgar estrellas
y desde tu ventana mirabas cual de ellas
era el jinete brioso de tu hondo  pensamiento.

Tu mente preguntaba porque él fue el escogido
para domar la Luna y las constelaciones?
porqué se lo llevaron sin ver tus ilusiones
y dejándote inerme sin tú aún haber nacido?

Así te encontré yo muy triste en tu camino
y te ofrecí mis manos, mis brazos y mi pecho
para que protegida labraras tu destino,

 y siguieras tu rumbo sacándole provecho
a todo aprendizaje para formar tu Sino
y nunca arrenpentirte de lo que ya está hecho.




A Diego Alexander



Te encontré en mi camino cuando aún  eras  un niño
y yo te recibí, sin pensarlo dos veces
a partir de ese entonces cuento los intereses
que día a día me das con todo tu cariño.

Llenaste de alegría mis noches de tristeza,
y con tu jovialidad inundaste mi vida
que  yacía aún agónica por la triste partida
del fruto de mi entraña, olor a fortaleza.

Mi yo debilitado se hallaba sin consuelo
pero con tu llegada volvió a brillar el día
y desde ese entonces retorné a la armonía

y de nuevo con brios pude alzar raudo vuelo
y volver a formar  de nuevo un gran hogar
que hoy fortalecido se agranda como un mar.